Parece que se repetirá la elección pasada y sus resultados, es decir, que los finalistas serán Luisa González y Daniel Noboa y el presidente será reelegido. Siendo así, conviene analizar cuáles han sido los factores más importantes de su éxito electoral y qué clase de gobierno tendremos en el segundo mandato.
Noboa ha montado una maquinaria electoral impresionante; superior a la correísta. Noboa y su equipo pertenecen a una nueva generación política que ya no cree en el discurso, sino en el relato, no cree en los medios, sino en las redes, no cree en el diálogo, sino en la autoridad, no cree en la tradición, sino en la tecnología. Se parece mucho a los nuevos líderes que quieren cambiar el orden mundial.
Examinar cómo piensan, cómo operan y cómo organizan las sociedades, esos nuevos líderes, nos da la respuesta a las preguntas sobre el éxito electoral de Noboa y el estilo de gobierno del segundo mandato. Ese nuevo liderazgo se puede resumir en autoritarismo y tecnología. Donald Trump es el ejemplo más característico.
Si nos pareció que Noboa ha generado acontecimientos de manera vertiginosa, lo de Trump es un vendaval que no permite que se detengan a pensar políticos académicos o gobiernos; la capacidad arrolladora de tomar decisiones audaces y revolucionarias no sería posible sin una dosis muy alta de autoritarismo.
En dos semanas, Trump ha puesto en crisis a organismos internacionales, ha cambiado el curso de las guerras, ha doblegado a gobiernos, ha deportado migrantes, ha anunciado un nuevo modelo económico basado en reducción de impuestos y aumento de aranceles. Jaison Steinhauer resume diciendo: “tenemos un apetito insaciable, somos adictos, navegando hacia la fatalidad”.
Noboa y su equipo han comprendido o viven inmersos en el Espíritu de nuestro tiempo, algo que parece no han comprendido los otros participantes en la carrera presidencial; lucen lentos, aburridos, anticuados. El segundo mandato será más autoritario y utilizará más la tecnología.