Radio Puntual FM Riobamba

Cultura bajo cero (II)

La Ley Orgánica de Cultura fue la última maroma del correísmo en la Asamblea de Montecristi, gestora de la Constitución del poder único, manual para pacientes del síndrome de Hubris. En sus minutos de esplendor en España, Podemos fungió de ‘Espíritu Santo’ de los redactores nacionales seudorrevolucionarios. Tufo deneocoloniaje.

En todo caso, nuestra Ley Orgánica de Cultura está escrita con estilo brumoso y relamido. Nociones resueltas en un binarismo anacrónico: ¿lo ‘nacional’ versus el resto del mundo? Creación de un Ministerio de Cultura con fines ideologizantes. Por cierto, el armatoste solo sirvió para emplear centenares de prosélitos de la cofradía.

Así siguió ese ministerio en los gobiernos posteriores. Invisible. Inservible. ¿Sabe alguien qué hace, quién es su actual titular? La cultura, con escasas excepciones,importa un adarme a los políticos, no saben en qué consiste. En regímenes totalitarios la seducen y subyugan(Chomsky), pero cuando sus exponentes reparan en las libertades coartadas y empiezan a remecer la jaula,  se execra y condena: Ortega ordenando el silencio de Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez o Gioconda Belli.

No es posible confundir cultura con arte o creer que la cultura se construye en espacios cerrados, aunque deben servir a todos, sin distingos de credos o ideologías. En medio de la mundialización, hallamos culturas que se entrelazan, conviven, oponen o desafían. Los modelos estéticos que parten de que lo nacional existe en la unidad son inútiles.

¿Trocar la realidad en vez de ajustarse a ella? Así nos cause escozor, la cultura devino en industria y corresponde acicatear a empresas vía incentivos tributarios para convertirlas en activistas culturales. La Ley Orgánica de Cultura olvida a los públicos, pero no es con megabibliotecas, serenatas y exposiciones barriales que se subsanará esta cuestión. Se necesita mucho más.

‘La cultura no es una actividad del tiempo libre; es lo que nos hace libres todo el tiempo’.