Por qué la llamada izquierda no logra abrirse camino en la población, y al contrario, la derecha crece en el mundo. Son preguntas que se hacen y se ensayan varias respuestas. Al parecer los intelectuales de izquierda no dan en el clavo, o los miembros de la izquierda no las entienden o no les hacen caso.
La experiencia de la URSS colapsó rápidamente a un gran sector de la población mundial. Y en el caso de Latinoamérica se dio otro puntillazo en la denominada época progresista, cuyo fracaso también significó que se apague el entusiasmo de muchos. La gente está consciente que no es suficiente culpar al imperio y que hay equivocaciones propias.
La izquierda introducida dentro del sistema que dice combatir y al que quieren cambiar, ha terminado deglutida y asimilada por el régimen establecido. Se desgastan o se queman en disputas fútiles e inmediatistas con la derecha, provocando rápidamente desencanto. A esto nosotros lo llamamos cooptacionismo, en tanto quedan cooptados y digeridos al sistema instituido. Es decir, se montan sobre el monstruo para pretender guiarlo de otra manera, pero siempre terminan atrapados y absorbidos por la estructura creada, sin que puedan salir de ella.
Esto ha conducido a la desaparición de la izquierda como tal, al menos en la concepción originaria. La izquierda en el clímax del capitalismo ha terminado también cooptada por la derecha, y hoy lo que tenemos es una derecha con su lado izquierdo y la tradicional en su lado derecho. La izquierda actual es tan solo la izquierda del capitalismo.
Habrá que crear una nueva izquierda? Reinventar o resignificar la izquierda sería más de lo mismo, como hemos visto en todos sus intentos. El problema central no es la lucha de clases como sostienen los ortodoxos sino una disputa onto-epistémica. El camino es alterno o en alteridad a lo dado, algo que permita que la gente se identifique. El binarismo ya no les habla y hay que reencantar desde lo cultural y lo filosófico.