Radio Puntual FM Riobamba

Omisiones de los candidatos

Para la mayoría de ecuatorianos, los indígenas parecería que no existiesen en el país, aunque alrededor del 7- 8 % de la población está constituida por descendientes directos de los pueblos originarios.

Los candidatos presidenciales, al omitir el tema casi por completo en sus campañas, ponen en evidencia que no comprenden la realidad ecuatoriana en su totalidad y complejidad, y dan muestras de hipocresía al incluir uno que otro nombre de aspirantes indígenas para completar las papeletas de asambleístas.

En 2008 se estableció en la Constitución de la República que el Estado ecuatoriano es plurinacional; sin embargo, esto no ha servido para eliminar las enormes diferencias socioeconómicas y culturales entre la nación hispanohablante y las nacionalidades indígenas. Al no convertirse en política de Estado el cumplimiento del precepto constitucional, se ha omitido la obligatoriedad de concretar la atención a los derechos lingüísticos, culturales y existenciales de las nacionalidades.

Las instituciones del Estado-nación centralizado no logran entender ni atender los múltiples y específicos problemas y características de las nacionalidades. Por ejemplo, el ritual de “Los Danzantes”, apenas es considerado una atracción turística por el ministerio del ramo, contrariando el hondo sentido religioso, la solemnidad de una práctica espiritual propia y la originalidad de la cosmovisión que entraña.

Otro tanto sucede con la educación: la mayoría de profesores de las escuelas bilingües no conocen las lenguas nativas, lo cual determina que los infantes asimilen muy pronto la lengua y la cultura hispanohablante, con el consiguiente abandono -y hasta el olvido- de las suyas propias.

La situación se repite en el plano agropecuario. El aporte comunitario a la satisfacción de las necesidades alimentarias de la población es muy grande. Sin embargo, las comunidades que cultivan productos indispensables para gran parte de los ecuatorianos están olvidadas, y los pequeños lotes no abastecen a los comuneros.

¿Esto quiere decir que solo los indígenas deben ser atendidos por las instituciones estatales? Por supuesto que no. El Estado plurinacional incluye también a la nación hispanohablante, con sus millones de relegados por el Estado. En este sentido la situación de los pobres se aproxima a la de los indígenas, pero no se identifican del todo porque algunas reivindicaciones son distintas, como la lucha por los derechos de las nacionalidades, que incluyen exigencias propias de los pueblos ancestrales: protección a la lengua, cultura, historia, aspectos de existencia.

Sin embargo, ¿cada nacionalidad -y solo ella- debe beneficiarse con los recursos de sus pequeños o grandes territorios?  La afirmación positiva no es correcta, y merece una reflexión detenida. Como opina un especialista en la Cuestión Nacional, Yulián Bromlei, mientras los aspectos etno-culturales están, en lo fundamental, vinculados a las personas, los económicos lo están con el territorio. Los recursos de cada jurisdicción o zona deberían beneficiar de preferencia a los habitantes del espacio en cuestión, considerando que la condición económica de los pueblos indígenas es en extremo desastrosa. Pero los beneficios de todos los recursos servirían, también, al desarrollo del Ecuador entero.

El problema de lo nacional requiere de voluntad política bien orientada y dispuesta por parte del poder político, claro está, pero además es imperativo recurrir a la ciencia y la tecnología actualizadas. Las universidades y politécnicas deberían formar especialistas en la Cuestión Nacional para estudiar a fondo las características y problemas de cada nacionalidad, a fin de orientar las soluciones que demandan. Por lo pronto, los candidatos a la presidencia de la República tendrían que pronunciarse sobre la urgente necesidad de poner en marcha la existencia real y concreta del Estado Plurinacional nuestro país.